Las tejas, formadas por células fotovoltaicas, crean un campo eléctrico capaz de proporcionar energía eléctrica para su uso en el edificio cuando reciben luz solar. Cada mosaico de tejas, está conectado a través de cables con la placa de distribución de energía. Estos mosaicos funcionan gracias a un instalador que convierte la energía capturada en electricidad, aunque no es la única opción, ya que también puede instalarse un desviador solar.
Esta cantidad de energía recolectada es directamente proporcional a la cantidad de luz solar a la que están expuestas durante el día las tejas, por lo tanto, obviamente, el clima y la ubicación del proyecto tienen una importancia capital en la eficiencia de la instalación. La eficiencia puede maximizarse manteniendo limpias las tejas y colocándolas de manera que ninguna quede superpuesta por otra.
Coste de instalación elevado
Aunque se producen unos ahorros considerables en cerca de cinco años, el coste de instalación es todavía elevado y, por ello, actualmente suelen utilizarse en edificios corporativos o en aquellos que quieren lograr certificaciones de sostenibilidad.
Ventajas y desventajas de las tejas fotovoltaicas
En primer lugar, entre las ventajas encontramos que son una fuente de energía sublime en zonas de alta radiación solar, que son más atractivas y discretas que los paneles solares convencionales y que son una buena opción para la rehabilitación de edificios en conservación.
En contra, destaca su alto precio respecto a los paneles fotovoltaicos tradicionales, la ausencia de oferta de fabricantes y trabajadores cualificados y la necesidad de instalarse en el ángulo original del tejado, por lo que es difícil optimizar la captura de energía.